Probablemente hayas escuchado en algún momento de tu vida que un hábito se adquiere en 21 días, y tu mente haya dicho con voz de publicidad de Sprayette: «¿será cierto eso, Johnny?». Es información que circula hace muchísimo tiempo, y hoy, con toda la evidencia disponible, podemos decir que es un MITO. ❌
¿De dónde salió esta información errónea? La cifra provino de un cirujano plástico llamado Maxwell Maltz, que en la década del 50 descubrió que cuando le hacía una cirugía a un paciente, este tardaba 21 días en acostumbrarse a sus cambios físicos.
En el 2010 se publicó un estudio en el cual se concluyó que EN PROMEDIO se requieren 66 días para crear el hábito. ¿Por qué grito «EN PROMEDIO»? Porque un promedio no significa que tardemos 66 días en adquirir un hábito (corremos el riesgo de creer que hay una cantidad de días X en los cuales va a cambiar nuestra conducta). Los resultados del estudio arrojaron que el periodo mínimo entre los participantes para desarrollar un hábito fue de 18 días, y el máximo de 254 días. Mucha diferencia, ¿no?
¿A qué se debe esa diferencia? A muchas cosas. ¿Cuánto voy a tardar yo en cambiar un hábito? Depende. *le revolean algo por la cabeza* La realidad es que no podemos predecir el tiempo, porque depende de varios factores. Primero, la complejidad de la conducta. No voy a tardar lo mismo en adquirir el hábito de tomar un vaso de agua cada vez que me despierto (me levanto, me sirvo un vaso de agua y lo tomo), que en adquirir el hábito de ir al gimnasio (me levanto, me pongo la ropa de entrenamiento, salgo de mi casa y me movilizo hacia el gimnasio, y hago ejercicio). Una es más compleja que la otra, ¿no?
Después van a influir otros factores, como nuestro contexto, la frecuencia de la conducta, la historia de aprendizaje de cada persona en particular en relación a ese hábito, entre otros factores.
Hasta la próxima!
(📄 Lally, P., Van Jaarsveld, C.H., Potts, H.W. y Wardle, J. (2010). How are habits formed: modelling habit formation in the real world.)