La cita de la foto es parte del poema “If” de Kipling, y me parece sencillamente hermosa. Cada vez que la leo me aporta perspectiva, y si hay algo que valoro es una sacudida de ideas. Ya sea desde una obra literaria, una película, un comentario al pasar, o mismo jugando en la computadora con esos programitas en los cuales te vas alejando del mundo mientras ves el universo (y exclamás con una leve expresión de complacencia: “faaa, boludo, al final no somos nada” 🤯).
Tomé la cita para traerla acá, como breve recordatorio de que tanto el triunfo, el éxito, como el desastre, la derrota, el fracaso, son cuestión de perspectiva.
No existe el triunfo estable en el desarrollo de hábitos, como tampoco existe el fracaso. Buscar pertenecer a alguna de esas dos categorías y medir quiénes somos desde ese lugar puede traernos mucho sufrimiento innecesario. Moviéndonos insatisfechos para alcanzar el éxito desestimando muchas de las cosas que hacemos, o abrazando la idea de fracaso como si fuera algo que traemos intrínsecamente con nosotros.
Se me viene a la mente la frase de Husserl que me suelo repetir en momentos de enrosque: “To the things themselves!” (que se suele traducir como “¡A las cosas mismas!”). Podría pensarse como la idea de mirar aquello que se nos presenta, y describirlo con la mayor precisión que podamos. Sacando juicios, interpretaciones, y todas esas lindas y endemoniadas cosas que podemos hacer los humanos a causa de estar inmersos en el lenguaje.
Volver a aquello que se nos presenta de forma descriptiva puede ayudarnos a identificar nuestros obstáculos, notar que no todo es blanco o negro, que en definitiva no hay éxito ni hay fracaso: hay acciones.
To the things themselves! 🍻 Hasta la próxima. 🙂
(Bakewell, S. (2016). At the existentialist café. New York: Other Press).